El 31 de Julio de 1981, la Hermandad, recibe de manos de su hermano fundador y primer Hermano Mayor, Bartolomé Lora Lara, una reliquia de la auténtica cruz de Nuestro Señor Jesucristo (Lignum Crucis), otorgada, a través de su mediación, por la Santa Sede, para que sea objeto de culto y veneración.
A la reliquia le acompañaba un pergamino indicando su autenticidad de lo que daba fe la Curia Romana, adjuntándose a este documento un escrito de la Vicaria General del Obispado de Jerez con el siguiente texto: “Con fecha de los corrientes se recibe en este Obispado el Rescripto nº 150 del Vicario General de Roma con la Autentica de un LIGNUM CRUCIS para la Hermandad de Ntra. Sra. de Loreto de esta Ciudad de Jerez de la Frontera. De todo lo cual doy fe, sello y firmo en Jerez de la Frontera, 31 de Julio de 1981. Francisco González Cornejo, Secretario General Canciller”.
Esta reliquia se incorporó al cortejo procesional situada en la delantera del paso sobre la capilla de San Pedro, figurando en este lugar desde 1982 a 1994. En 1995 el hermano Bartolomé Lora considera que hay que darle mayor protagonismo en el cortejo, donando en ese mismo año un techo de palio, de terciopelo rojo, color litúrgico del Viernes Santo, con flecos dorados en sus caídas, confeccionado por las Reverendas Madres Clarisas de la localidad de Villaviciosa en Asturias. Como varales se utilizaron unos antiguos pertenecientes al tesoro parroquial, plateados y decorados con hojas de acanto a punzón a principios del siglo XIX.
Este palio salió en la procesión cuatro años, portado por seis acólitos con albas y siendo llevada la santa reliquia por un diácono con capa pluvial, concretamente por el Sr. Tinajero que además de su condición diaconal le unía a la Hermandad el ser militar de Aviación en la reserva. Tras la estación penitencial el Sr. Tinajero se retiraba pasando la reliquia a su primitivo lugar en la delantera del paso.
En el año 2000 se desiste de la presencia del palio en el cortejo y se coloca la santa reliquia en la mano de la Virgen. Tampoco éste lugar se vio adecuado ya que no solo pasaba desapercibida sino que también podía dañar la policromía de la imagen, volviendo la reliquia a la delantera del paso. En la actualidad la Santa reliquia del Lignum-Crucis figura en un lugar bien visible y destacado del cortejo, portada por un nazareno y entronizada en otro relicario de mayor tamaño realizado en orfebrería y con forma de cruz de tal forma que pueda ser venerada por los fieles que contemplan la procesión con todo el respeto, la importancia y solemnidad que merece como titular de la Hermandad y principalmente como instrumento de Salvación, en una jornada que, además, tiene como eje la adoración la cruz.