Historiadores, personas relacionadas con la nobleza jerezana y vecinos veteranos del barrio de San Pedro aseguran que la actual imagen de Nuestra Señora de Loreto en su Soledad fue donada a la iglesia de San Pedro por la ilustre familia de los Dávila, residentes en el palacio de los marqueses de Villamarta enclavado en la céntrica calle Larga y perteneciente a la feligresía de la parroquia de San Pedro. Imagen proveniente del oratorio privado del palacio, que a su vez, era muy venerada por la nobleza jerezana.

El eminente profesor, catedrático de Historia del Arte y estudioso del barroco sevillano Don José Hernández Díaz, en una visita a Jerez y ante la imagen de Nuestra Señora de Loreto en Soledad atribuyó la autoría al gran Juan de Astorga, posteriormente numerosos estudiosos y expertos en artes han reafirmado esta atribución.

Juan de Astorga Cubero nació en Archidona en 1779 y murió en Sevilla en 1849, célebre escultor de su época, en 1793 entró a estudiar en la Real escuela de las Tres Nobles Artes de Sevilla, de la cual se convirtió en profesor en 1810, gracias a sus altas dotes artísticas. Años después pasó a ser académico y máxima autoridad escultórica de su tiempo. A pesar de su formación Neoclásica y enseñanzas que impartió ambientadas en estas tendencias, fue un gran conocedor de la imaginería tradicional andaluza. Juan de Astorga está catalogado como el artista de las más bellas imágenes de dolorosas de todos los tiempos. El creó un precioso elenco de imágenes en las que todas coinciden, al igual que esta talla de la Virgen de Loreto en su Soledad, en muchos aspectos: esmerada policromía, lirismo, unción expresiva, belleza juvenil, delicados rasgos, etc. Además el autor supo unir maravillosamente y con un extraño acierto el dolor de la Pasión y la dulzura de la gracia, supo plasmar la belleza de lo clásico en el drama de lo barroco.

El profesor Ruiz Alcañíz, licenciado en Filosofía y Letras y especialista en Historia del Arte, versó su memoria de licenciatura sobre la obra de Juan de Astorga. En la misma da por confirmada la autoría de Juan de Astorga sobre la imagen de la Virgen de Loreto de Jerez, de la que dice lo siguiente en su tesis: «Nuestra Señora de Loreto, es titular de la cofradía de nazarenos de Nuestra Señora de Loreto de la iglesia de San Pedro de Jerez de la Frontera (Cádiz). La escultura presenta unos rasgos de perfiles clásicos, finos y sencillos, con las características propias de una tristeza serena y que nos hace compararla con la Dolorosa de Capuchinos de Sevilla, con quien guarda una afinidad bastante elocuente, y es debido a ello que no tengamos dudas en pensar en Juan de Astorga como su autor»

Ruiz Alcañíz hace una perfecta descripción de las dolorosas de Astorga, encajando en toda su extensión en los rasgos de la dolorosa de Loreto: Imágenes de un dolor intenso, que va haciendo mella en la resistencia humana de María, pero sin dejar de perder esa resignación ante el momento histórico que la Madre de Cristo está viviendo; es por ello, que el imaginero confiere a sus tallas una expresión calmada y sosegada al no perder su rostro su encantadora dulzura.

A su vez describe las manos de las Vírgenes de Astorga como muy estilizadas, de finísimos y alargados dedos, de una delicadeza extrema, y con un gracioso juego de meñique que casi todas retranquean hacia atrás. Las cataloga a todas como figuras de tamaño natural, cuyos rostros los presentan ligeramente inclinados hacia el lado derecho, con un óvalo de perfecto dibujo, cejas de línea suave ligeramente fruncido el entrecejo, nariz recta y fina, boca abierta dejando ver una perfecta realización en la dentadura, lengua y garganta; todo ello rematado con un gracioso hoyuelo en su mentón y un color sonrosado en la encarnadura. Descansando el rostro sobre un cuello de perfecto labrado y de exquisita finura, que presenta tallado hasta sus hombros y gran parte superior el busto.

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