Mes: diciembre 2020

Mensaje de Navidad

“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz.” (Is 9,1)

“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” (Jn 1, 14)

Queridos Hermanos:

Nos encotramos preparándonos para la próxima celebración del Nacimiento del Niño Dios, en el crepúsculo de este incierto año, en el que hemos tenido que poner a prueba nuestra capacidad de superación.

En este tiempo, en que hemos tenido que cambiar tantas cosas y adaptarnos a tantas situaciones nuevas, la fiesta de la Navidad nos lleva siempre al mismo lugar, porque nos sigue evocando a nuestra infancia. Porque nos permite re-vivir la venida de Dios al mundo a través de su Hijo, que sigue naciendo un año tras otro. Y nace en todos los sitios. Nace en el lugar que se prepara para recibirlo, e incluso en el que no se prepara: Jesús nace aunque no nos demos cuenta, aunque no creamos en Él. Jesús sigue naciendo, siempre.

Después de un año en el que hemos re-descubierto el valor de la familia, el valor de la sencillez, el valor de la cercanía… en el que nos hemos dado cuenta de nuestra fragilidad, de nuestras limitaciones, de la necesidad de compartir lo que somos y lo que tenemos con los demás, de nuestra sed de Dios… El Señor nos vuelve a dar una oportunidad para que nos acerquemos más a Él, particularmente en estos días.

Por eso, os invito a que demos gracias al Señor por este gran regalo, y a que nos preparemos de forma adecuada para acogerle, para que el Señor nazca también en nuestras almas y nuestros corazones, en nuestras familias y nuestros hogares. Hagamos sitio al Señor en nuestras vidas.

Esa preparación, nos supone un esfuerzo. Especialmente en el contexto en que nos encontramos inmersos, dominado por la muerte, el dolor, el egoísmo… en el que estamos viendo amenazadas constantemente la salud y la vida.

Ante esto, debemos ser firmes en nuestra fe y nuestros valores cristianos. Debemos seguir defendiendo la Verdad, por encima de todo, porque sabemos que es lo que nos hace libres; verdad, que con la libertad nos llevará a la justicia; y la justicia que, junto con el amor, nos darán la paz. Esa paz que deseamos a todos, y que también está en nuestra mano hacerla realidad en nuestras vidas y lo que las rodea.

Y en esta Navidad diferente, en la que por las restricciones no hemos podido celebrar zambombas, en la que no hemos escuchado muchos villancicos ni canciones habituales de estas fechas, en la que no hemos estado sometidos al ruido de otras ocasiones… os propongo que acudamos también en silencio al portal a ver al Niño. El misterio del nacimiento de Dios permanece oculto a tantas personas porque no pueden descubrir el silencio en el que actúa Dios. Porque el silencio es el lugar en el que te encuentras con Dios y Dios te habla. Por eso, nuestra Navidad tiene que ser también tiempo de silencio, para escuchar a Dios.

En definitiva, preparemos nuestro corazón para recibir al Señor; pidamos que aumente nuestra fe, para que seamos capaces de llevar la paz allí donde estemos; y abramos nuestros sentidos para que nos encontremos con Él en el silencio, para que se haga presente en nuestras vidas, para que siempre sea Navidad.

De esta forma, seremos capaces de ver, como los pastores, la gloria de Dios en el mundo. Y la alegría que sentiremos ante el Niño que nace, convertirá nuestra vida en un camino de esperanza, en el verdadero regalo de esta Navidad.

Que nuestra Madre de Loreto nos ayude en este camino, para ser capaces también de transmitir esta alegría por el nacimiento de su Hijo a cuantos nos rodean.

¡FELIZ NAVIDAD!

Vuestro Hermano Mayor.
Eusebio Castañeda Sánchez

Jerez de la Frontera, 23 de diciembre de 2020

Agradecimiento a la Archicofradía del Rosario

El pasado domingo 13 de diciembre, en el Convento de Santo Domingo, al finalizar la celebración de la Función Principal de Instituto, la Hermandad brindó un agradecimiento a las Hermandades que nos acompañaron en esa histórica jornada, en el marco del Año Santo Jubilar Lauretano. Especialmente a las hermandades que colaboraron con la preparación de estos cultos, a las que le fue entregada la distinción del Laurel de Plata de nuestra Hermandad, el máximo reconocimiento previsto en nuestras reglas.

En el marco de esos agradecimientos, la Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario de Santo Domingo, representada por su Hermano Mayor D. Juan Francisco Carrión Pina O.P., hizo entrega de un presente que refleja el gran amor que profesan hacia Nuestra Señora: una Rosa de Plata, que contenía el siguiente texto grabado en el envés de una de sus hojas:

“Rosarii Archiconfraternitatis ad Laureti Fraternitatem. December MMXX A.D. Lauretanus Iubilaeus”.

Ese precioso símbolo de veneración a la Santísima Virgen de Loreto y de la fraternal comunión en el Amor a Nuestra Madre que profesamos ambas corporaciones, ya se encuentra portándolo nuestra imagen titular en una de las benditas manos.

A la Rosa de Plata le acompañaba una carta del Hermano Mayor en la que explica ese magnífico presente, y que ofrecemos a continuación.

Una vez más, nos gustaría agradecer encarecidamente a los hermanos de la Archicofradía del Rosario el cariño, la acogida y la cercanía con esta Hermandad que siempre nos han demostrado, así como su gran devoción a Nuestra Señora, que refleja esa hermosísima Rosa de Plata.

Comunicado sobre la Ley de la Eutanasia

Este pasado jueves 17 de diciembre, el Congreso de los Diputados aprobó la proposición de ley que pretende convertir la eutanasia en un derecho y una prestación sanitaria.

Un Congreso que precisamente ha decidido legalizar la muerte por eutanasia, en plena oleada de mortandad por la pandemia del coronavirus, de manera acelerada en estado de alarma y evitando cualquier consulta o debate público.

La eutanasia, que se entiende como la actuación que causa la muerte a un ser humano para evitarle sufrimientos, es siempre una forma de homicidio. Porque implica que una persona da muerte a otra, ya sea mediante un acto positivo, o mediante la omisión de la atención y cuidados debidos.

Por tanto, desde un punto de vista médico, como jurídico, sociológico y moral, estas prácticas conculcan el respeto a la dignidad humana y su defensa en toda circunstancia.

Además, la legalización de la eutanasia precipita consecuencias extremadamente graves: las personas más débiles están más desamparadas; los ancianos y los enfermos se ven arrastrados a pensar que son menos dignos y valiosos; algunos pueden ser fácilmente eliminados sin su consentimiento, introduciendo así un factor de desconfianza en la familia y en los profesionales de la medicina.

Por eso, abordar el sufrimiento humano pretendiendo eliminar a las personas que lo padecen es, ante todo, un fracaso del sistema asistencial, pero también de la sociedad en general, que, lejos de suprimir a las personas débiles y sufrientes, debería eliminar su dolor, dedicándoles los mejores recursos disponibles, precisamente porque son los que más lo necesitan. Especialmente cuando estos recursos ya existen, son eficaces y constituyen a través de los cuidados paliativos de calidad, la herramienta que procura el trato digno que toda persona merece. Más aún cuando vemos continuamente que la normativa sobre dependencia, dirigida a estas personas más desamparadas, se incumple continuamente.

En este sentido, la Conferencia Episcopal Española, con fecha 11 de diciembre de 2020, ha hecho pública una declaración que se titula «La vida es un don, la eutanasia un fracaso», en la que entre otras cosas afirma: “acabar con la vida no puede ser la solución para abordar un problema humano”; así como “la eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos. La respuesta a la que estamos llamados es no abandonar nunca a los que sufren, no rendirse nunca, sino cuidar y amar para dar esperanza”.

También la Congregación para la Doctrina de la Fe, con apoyo expreso del Papa Francisco, ha publicado la Carta «Samaritanus Bonus, sobre el cuidado de las personas físicas en las fases críticas y terminales de la vida». En ella se reafirma que la eutanasia es un crimen contra la vida humana y, como tal, un acto intrínsecamente malo, en toda ocasión y circunstancia, además de una grave violación de la ley de Dios. Asimismo, señala que toda cooperación formal o material inmediata a tal acto es un pecado grave contra la vida humana. E incluye afirmaciones tan significativas como la siguiente: «Así como no se puede aceptar que otro hombre sea nuestro esclavo, aunque nos lo pidiese, igualmente no se puede atentar contra la vida de un ser humano, aunque éste lo pida»

Por todo ello, esta Hermandad quiere manifestar que:

Defendemos la vida, toda vida humana, desde el momento de su concepción hasta la muerte natural, como un don sagrado, como el primero de los Derechos Humanos.

Defendemos la dignidad de todas las personas como un derecho inviolable, especialmente en las fases extremas de sufrimiento y muerte, y rechazamos todo acto contrario a ella.

Nos oponemos frontalmente a la tramitación de esta ley y solicitamos la detención de su tramitación, así como el pleno desarrollo de los derechos del enfermo actualmente existentes.

Requerimos leyes que protejan la vida humana, y respeten y promuevan su cuidado.

Reclamamos el desarrollo de los cuidados paliativos, que ayudan a vivir la enfermedad grave sin dolor y el acompañamiento integral y espiritual, a los enfermos y a sus familias.

Reafirmamos nuestra comunión con la Iglesia en esta y en cualquier otra cuestión de orden moral, a cuyo magisterio atendemos con plena obediencia.

En cualquier caso, invitamos a todos nuestros hermanos a perseverar y no perder la esperanza, pidiendo auxilio al que ha vencido al mundo, al Señor de la Historia, al Único que ya no muere más, al que conmemoramos estos días de su Natividad y recibimos como Pan del Cielo esforzándonos por brindarle un pesebre digno y fiel en nuestra alma y nuestro corazón.

Pincha sobre estas líneas y descárgate el Comunicado Oficial de Nuestra Hermandad sobre la Ley de la Eutanasia.

Función Solemne de este Año Jubilar en el Convento de Santo Domingo.

El pasado domingo, en una jornada de alegría, el tercer domingo de Adviento, Domingo de Gaudete, con la Función Principal de Instituto, dimos por finalizada la celebración de los cultos que hemos dedicado a Nuestra Señora de Loreto, en torno a su festividad litúrgica del día 10 de diciembre.

Para esta ocasión, trasladamos la imagen de nuestra titular al vecino Convento de Santo Domingo, al objeto de celebrar estos cultos de forma extraordinaria con motivo del Año Jubilar Lauretano.

Panorámica de la nave principal de Santo Domingo con el altar mayor al fondo, donde fue colocado el altar a Ntra. Sra. de Loreto

Este Jubileo conmemora la proclamación que hizo el Papa Benedicto XV el 24 de marzo de 1920, en la que declaró a Nuestra Señora de Loreto Patrona Universal de la Aeronáutica. Este Año Jubilar, que el Santo Padre ha concedido «para todos los viajeros en avión, militares y civiles, y para todos aquellos que lleguen como peregrinos al Santuario de la Santa Casa desde todas las partes del mundo» (y que ha prolongado por un año más hasta el 10 de diciembre de 2021), se extiende también a todos los devotos de Nuestra Señora de Loreto.

Desde nuestra corporación, como principal depositaria de esta devoción en la ciudad y la Diócesis, y como miembro de la Congregación Universal de la Santa Casa, hemos querido sumarnos a la celebración de este Jubileo, con un programa de cultos e iniciativas culturales y caritativas, que pretendíamos haber puesto en marcha a lo largo de estos meses precedentes, y que la situación sanitaria actual nos ha obligado a suspender.

Sin embargo, hemos querido aprovechar la valiosa oportunidad de profundizar en la relación con Dios y con el prójimo, de renovar el compromiso de ser testimonio de Cristo y de redescubrir la llamada a la santidad en este mundo, desde la realidad de nuestra Hermandad, desde la devoción a Nuestra Señora de Loreto, que supone la celebración de este Jubileo.

Por eso hemos querido celebrar la Función Solemne a Nuestra Señora de Loreto, así como el Triduo de Gloria en su honor, y la Función Principal de Instituto de este año, de forma extraordinaria y en el marco de este Año Jubilar, en el Convento de Santo Domingo de nuestra ciudad.

Altar efímero preparado para Ntra. Sra. de Loreto con motivo de sus cultos en el Convento de Santo Domingo

La celebración de estos cultos en este templo conventual, que fue la sede canónica de la Hermandad y en el que Nuestra Señora de Loreto fue venerada durante los más de 7 años en los que estuvo en obras la parroquia de San Pedro, nos ha permitido no sólo redescubrir parte de nuestra historia en esta conmemoración extraordinaria. También nos ha proporcionado la posibilidad de contar con un mayor espacio al servicio de la honra a Dios y del esplendor de la Liturgia de estos cultos a nuestra titular, y con un aforo superior al de nuestra sede de cara a poder acoger a un mayor número de hermanos y devotos. Todo ello manteniendo las medidas sanitarias y de seguridad que han previsto las autoridades en estos momentos.

Por todo esto, una vez terminada la celebración más importante que realiza la Hermandad a lo largo del año, desde la Hermandad no podemos más que expresar nuestro sincero agradecimiento por los beneficios espirituales que hemos recibido estos días, y que perdurarán en nuestro recuerdo y en el de esta Hermandad.

Vista del altar de cultos a Ntra. Sra. de Loreto

Agradecemos al Señor la oportunidad que nos ha dado en este tiempo de incertidumbre, de enfermedad, de pandemia… de poder celebrar de esta manera este Triduo dedicado a la Santísima Virgen. Él nos ha permitido abrir nuestro corazón para descubrir el sentido del Adviento y así prepararnos para la próxima celebración de la Navidad.

Esta Hermandad no podrá estar lo suficientemente agradecida a la Comunidad de frailes dominicos de nuestra ciudad, encabezada por su prior, Fray Juan Carlos, por el apoyo decidido, el firme compromiso, por el cariño, por la acogida y la cercanía con esta Hermandad que nos han demostrado. Hace más de un año que les propusimos poder celebrar estos cultos en el Convento, y desde entonces todo han sido facilidades, hasta el punto de que nos hemos sentido como en nuestra casa.

Canto de la Plegaria a Ntra. Sra. de Loreto al finalizar la celebración de la Función Solemne a nuestra titular

También nos gustaría agradecer al Coro de Capilla de San Pedro Nolasco, que nos han acompañado todos estos días con sus extraordinarias voces, y que forman parte de nuestra familia. Así como al grupo de acólitos y a todas las personas que han colaborado esta celebración.

Al finalizar la Función Principal, la Hermandad quiso tener un gesto de reconocimiento con las hermandades que sin su ayuda y apoyo han hecho posible y facilitado todo lo necesario para estos cultos. Por eso, se les entregó la distinción más importante con que cuenta la Hermandad prevista en nuestras reglas: el laurel de plata. 

Distinción del Laurel de Plata

El laurel es el origen y significado del nombre de “Loreto”. Porque Loreto es la población en la que se encuentra el Santuario de la Santa Casa, de la que se cuenta que fue trasladada por los ángeles desde Nazaret. Y está ubicada justo encima de un monte lleno de laureles. Por eso se puede decir que la casa de la Virgen está coronada por laureles, de manera similar a las coronas triunfales que se otorgaban en la antigua Grecia o Roma a héroes, guerreros, incluso reyes y emperadores, para reconocer sus méritos, su poder, sus hazañas, como símbolo de victoria, del honor y la gloria.

Así pues, nuestra Hermandad tuvo a bien entregar esta rama de laurel de plata en señal de agradecimiento a la Hermandad de la Borriquita, la Hermandad del Perdón, la Hermandad del Rocío de Jerez, la Hermandad de la Oración en el Huerto y la Archicofradía del Rosario de Santo Domingo.

Y también quiso tener un reconocimiento especial con la Comunidad de frailes dominicos, entregándoles el Laurel de Oro de nuestra corporación para que lo pueda portar la Virgen de Consolación, copatrona de Jerez.

La Junta de Gobierno junto al predicador de la Función Solemne a Ntra. Sra. y Primer Día del Triduo, Rvdo. P. Fr. Felipe Ortuno Marchante O.M., al finalizar la celebración
La Junta de Gobierno junto al predicador del Segundo Día del Triduo: Rvdo. P. Fray Alejandro Peñalta Mohedano O. Carm
La Junta de Gobierno junto al predicador del Tercer Día del Triduo, Rvdo. P. D. Ignacio Sánchez Galán S.M., al finalizar la celebración
La Junta de Gobierno junto con la representación de las hermandades que nos acompañaron en la celebración de la Función Principal de Instituto y el orador sagrado de la misma, Rvdo. P. Fr. Juan Carlos González del Cerro, O.P., al finalizar la celebración.

Solemne Triduo de Gloria

Desde la Hermandad nos encontramos preparando todo lo necesario para la celebración de nuestro solemne TRIDUO DE GLORIA de diciembre, en torno a la Festividad Litúrgica de NUESTRA SEÑORA DE LORETO, que se realizará, de manera extraordinaria con motivo del Año Jubilar Lauretano, en el REAL CONVENTO DE SANTO DOMINGO de nuestra ciudad.

El mismo, siguiendo el orden de cultos comenzará:

El día 10 de diciembre, Festividad Litúrgica de Ntra. Sra. de Loreto, a las 19:40 horas, Santo Rosario, Letanías Lauretanas, Ejercicio del Triduo y posterior celebración de Función Solemne a Ntra. Sra. de Loreto, siendo el orador sagrado Rvdo. P. Fr. Felipe Ortuno Marchante O.M. Comendador de la Orden Mercedaria en nuestra ciudad y Rector de la Basílica de Santa María de la Merced Coronada.

El viernes 11 de diciembre, segundo día del Triduo, y con el mismo orden de cultos, la celebración de la Sagrada Eucaristía estará a cargo del Rvdo. P. Fr. Alejandro Peñalta Mohedano O.Carm. Prior del Real Convento de Padres Carmelitas y Rector de la Basílica de Nuestra Señora del Carmen Coronada.

El sábado 12 de diciembre, último día del Triduo, ocupará la Sagrada Cátedra el Rvdo. P. D. Ignacio Sánchez Galán S.M. Religioso marianista y párroco de la de Nuestra Señora del Pilar.

El domingo 13 de diciembre, a las 13:00 horas, se celebrará la FUNCIÓN PRINCIPAL DE INSTITUTO de esta Hermandad, oficiando la Solemne Eucaristía el Rvdo. P. Fr. Juan Carlos González del Cerro, O.P. Prior del Real Convento de Santo Domingo.

Durante todos los días del triduo nos acompañará en la celebración, el coro de capilla San Pedro Nolasco.

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