La imagen del Santo Ecce-Homo procede de la Hermandad de Ánimas que estaba establecida canónicamente en la primitiva iglesia de San Pedro. Esta hermandad además de estar reconocida canónicamente también celebraba distintos cabildos y reuniones, poseía altar y capilla donde veneraba a la milagrosa imagen del Santo Ecce-Homo.

Al construirse el nuevo templo de San Pedro, esta hermandad se traslada a esta nueva sede, junto con todos sus enseres: el retablo de Ánimas y la efigie del Santo Ecce-Homo que se dispone al lado de la imagen de una dolorosa.

Probablemente sería en el siglo XIX cuando la Hermandad de Ánimas de San Pedro dejó de existir, no así la devoción y veneración al Santo Ecce-Homo, ya que aún se conserva un escrito del Cardenal Almaranz y Santos, fechado en 1908, concediendo cien días de indulgencia a quienes rezaran ante tan fervorosa representación de Nuestro Señor Jesucristo.

A finales del siglo XIX y principios del XX consta, en noticias y artículos de la época, el enorme fervor que levantaba entre los fieles jerezanos esta peregrina y milagrosa imagen, plasmándose en unos cultos solemnísimos y en los numerosos exvotos que se exponían junto al altar del Ecce-Homo y Nuestra Señora de los Dolores, prueba de los grandes favores obtenidos por su mediación.

Los cultos cuaresmales, estaban organizados, desde la desaparición de la Hermandad, por los rectores del templo, primero por los sacerdotes auxiliares o capellanes y desde 1911, al ser elevada la iglesia auxiliar de San Pedro a Parroquia, por el párroco. Al principio sólo se le dedicaban al Santo Ecce-Homo pero, posteriormente, viéndose la gran devoción que, también, iba adquiriendo la Virgen de los Dolores, éstos se realizaban conjuntamente, siendo la dolorosa la que presidió, en más de una ocasión, los cultos, con motivo de la celebración de las Santas Misiones.

Esa gran devoción a la Virgen de los Dolores culmina en la iniciativa de un grupo de cofrades que en 1949 decidieron fundar una nueva Hermandad que tuviera a esa imagen de titular aunque bajo la advocación de Nuestra Señora de Loreto en su Soledad.

Con la constitución de la Hermandad los cultos al Santo Ecce-Homo dejaron de celebrarse, si bien, desde hace años un grupo de devotos, pertenecientes a la cofradía, le viene dedicando un solemne Besamanos con ocasión del Miércoles de cenizas, siendo esta imagen la que abrió tal ceremonia en el mencionado día, agregándose luego otras imágenes pasionales.

Aunque la imagen del Santo Ecce-Homo aún no ha pasado a formar parte de la Hermandad como titular de la misma, siempre ha contribuido a mantenerla y cuidarla para el culto y los hermanos han evidenciado gran devoción por ella.    

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