¡Verdaderamente ha resucitado!

Al fin, llegó el Viernes Santo que hemos estado esperando, en el que pudimos volver a realizar estación de penitencia a la S.I. Catedral, como así fijan nuestros Estatutos.

Después de 2 años sin poder efectuarla; sin poder dar testimonio de nuestra fe católica por las calles de nuestra ciudad; sin poder dedicar esa tarde a rezar, a reflexionar sobre los misterios de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo; sin poder tener ese espacio de encuentro con el Señor y con su Santísima Madre… tenemos que agradecer a Nuestra Señora de Loreto que nos haya concedido la oportunidad de volver a encontrarnos todos los hermanos de esta Hermandad, para llevar a cabo estos ritos que forman parte de lo más profundo de nosotros, y sin los que no entendemos la semana más importante del año para el cristiano.

Y lo hicimos con el sello propio de nuestra cofradía, ése que hemos recibido como legado de nuestros antecesores en nuestra corporación, y que nos permite también transmitir lo que somos, lo que sentimos, lo que aspiramos…

Esa identidad, la de nuestra cofradía, que se basa en la belleza, la sencillez, el orden, el respeto, el rigor, el silencio… que son las que crean las condiciones necesarias para acercarnos a Dios. Y eso fue lo que conseguimos un Viernes Santo más: acercar a nuestros titulares a todo aquel que salió a su encuentro para que, a partir de nuestro testimonio, pudieran tener a su vez ese momento de oración y de intimidad con el Señor y la Santísima Virgen.

Y todo ello fue gracias a todos los hermanos que, con su trabajo, compromiso, dedicación, ilusión… pusieron lo mejor de sí mismos para que así fuera.

  • Gracias al equipo de Diputación de Cultos por la programación de una Cuaresma intensa, que ha servido de preparación espiritual para celebrar esta Pascua en la que nos encontramos.
  • Gracias al equipo de Mayordomía, porque en un año con tantos estrenos, han hecho un esfuerzo extraordinario para ser capaces de tenerlo todo perfectamente preparado en muy poco tiempo.
  • Gracias al equipo de Diputación Mayor de Gobierno por todo el trabajo de reparto de papeletas de sitio y de túnicas, de organización y coordinación, para conseguir una estación de penitencia sublime.
  • Gracias al Taller de Costura por el cariño y la entrega que han demostrado en la confección de túnicas, respiraderos y faldones para el nuevo paso.
  • Gracias a nuestro Director Espiritual y párroco de San Pedro por las facilidades que nos dio para utilizar los espacios que necesitamos en nuestra parroquia.
  • Gracias al equipo de capataces por su entusiasmo y generosidad en la tarea de preparar una cuadrilla que llevó a Nuestra Señora con la delicadeza y exquisitez con que lo hicieron.
  • Gracias a la cuadrilla de costaleros por su devoción y sacrificio, porque fueron un ejemplo de entregarlo todo para lograr un resultado impecable.
  • Gracias al Coro de Capilla de San Pedro Nolasco, por ser parte de nuestra familia y participar en nuestros cultos más importantes. Sus magníficas voces y los sones del órgano fueron el mejor acompañamiento posible para Nuestra Señora.
  • Gracias al grupo de acólitos por el cuidado y la atención que pusieron en todo momento.
  • Gracias a las representaciones militares y de los cuerpos de seguridad del Estado, porque su presencia engrandeció aún más nuestro cortejo.
  • Gracias al equipo de apoyo externo a la cofradía, por estar en todo momento pendiente a cualquier necesidad de los hermanos, en un día complicado por la alta temperatura que hizo.
  • Gracias a los monaguillos, a los hermanos más jóvenes que participaron en la salida procesional. Porque nos transmitieron a todos la alegría y la ilusión de poder acompañar a la Virgen a lo largo de su recorrido.
  • Gracias, en definitiva, a todos los que hicieron posible un Viernes Santo como el que llevábamos mucho tiempo soñando.

Que el Señor os colme de bendiciones por tanta generosidad derrochada, para mayor Gloria de Dios y de la Bienaventurada Virgen María.

Y que todo lo que hemos guardado en nuestros corazones en esta jornada, sepamos trasladarlo a nuestro día a día en este tiempo de Pascua. Para que, fortalecidos en nuestra fe, sepamos llevar el mensaje de Cristo Resucitado a nuestra realidad, defendiendo la Verdad, que nos hará libres; verdad y libertad que nos llevarán a la justicia; y la justicia que, junto con el amor, nos permitirán alcanzar la paz. Esa paz que deseamos especialmente en este tiempo de guerras y conflictos, y que también está en nuestra mano hacerla presente en nuestras vidas y lo que las rodea.

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección. ¡Ven Señor Jesús!

Vuestro Hermano Mayor.
Eusebio Castañeda Sánchez

Jerez de la Frontera, 18 de abril de 2022.